“El primer acto de leer es escuchar”. Con estas palabras del gran maestro Tonucci iniciamos este post.
El aprendizaje de la lectura se inicia muy pronto y se prolonga a lo largo de toda la vida. Afortunadamente, no hace falta ser lector autónomo para disfrutar de ella. En nuestra cultura, los niños entran en contacto con los libros a través de la lectura que otros hacen para ellos. Así, los papás, las mamás, los abuelos, los educadores… nos convertimos en la llave que les abre cada día un mundo nuevo, a veces fantástico, otras real, siempre atractivo para la inagotable curiosidad infantil. De esta manera, aprenden que suele haber una relación entre lo que está escrito y lo que está dibujado, y pronto aprenden que es la escritura la que narra la historia.
La potencialidad que ofrece la escucha de un cuento se incrementa cuando niño y adulto dialogan de forma natural sobre la historia, de lo que les ocurre a los personajes, a medida que señala los dibujos, que participa con sus preguntas… Pero quizá lo crucial es que participe en situaciones en las que los adultos consiguen crear una experiencia gratificante, en la que la cercanía emocional se asocia al descubrimiento de una bonita historia. De esta manera, el niño aprende a amar la lectura, quiere que le lean y querrá aprender a leer él solo ¡Cuánto ayuda la familia en ello!
Aunque los niños hablen con fluidez, para aprender a leer es necesario tomar conciencia de las estructuras del lenguaje oral: las palabras, las sílabas, los fonemas. Leer no es una actividad natural para el niño, ya que la escritura es una invención reciente en la historia de la humanidad. Múltiples estructuras cerebrales están implicadas en el proceso lecto-escritor y en la etapa de Educación Infantil no se trata de acelerar, ni de sustituir lo que es propio de otros niveles educativos en relación a la lectura. Se trata de que la lectura forme parte de la vida de los niños, de favorecer el contacto con los cuentos y estimular su imaginación. Los cuentos enriquecen su vida afectiva y son un instrumento de intercambio de cariño y de comunicación.
El hecho de tomar conciencia de que la lengua hablada está compuesta por sonidos elementales (fonemas) se llama “conciencia fonológica” y forma parte de las competencias fundamentales que acercan al niño a la lectura, y en ello ponemos el foco especialmente en la etapa de Infantil.
En el acceso a la lectura podemos distinguir cuatro períodos interdependientes:
- Periodo logográfico: los niños tienen la capacidad de interpretar pictogramas, signos y palabras significativas, generalmente asociadas a sensaciones con contenido afectivo, familiar y socialmente cercanas (reconocen la palabra Cola-cao; su nombre…).
- Periodo morfológico y sintáctico: los niños son capaces de observar visual y auditivamente las palabras y asociar, comparar y relacionar palabras por su situación en el espacio y por su significado. En este periodo descubren diferencias y semejanzas entre letras, palabras… Agrupan todas las palabras que empiezan por m, p…
- Periodo alfabético: los niños descubren y desarrollan la conciencia fonológica basada en el valor del signo gráfico.
- Periodo de uso y significación: los niños adquieren la conciencia metalingüística y automatizan la conversión grafema-fonema.
Y la gran pregunta es… ¿Cómo ayudar desde casa? Os proponemos una serie de estrategias para generar hábitos, rutinas y pasión por la lectura:
1. Dedicar tiempo a los niños
Es verdad que siempre nos falta tiempo para hacer todo lo que tenemos que hacer (la compra, la comida, recoger la casa…) pero dedicarles 30 minutos para acompañarles con la lectura (leer con ellos y escucharlos), e incluso 20, es fundamental para que los peques vayan adquiriendo el hábito lector.
2. Conocer sus gustos
Al igual que no a todos los niños les gusta jugar a los mismos juegos o ver los mismos dibujos, tampoco tienen porqué gustarles los mismos libros. Los padres, tíos, abuelos… conocen mejor que nadie a los peques y saben qué historias o personajes van a gustarles más.
3. Pedir consejo y conocer los libros adecuados para su edad
No obstante siempre es bueno pedir consejo a especialistas (libreros, bibliotecarios, profesores…) a la hora de adquirir o tomar en préstamo un libro. Cada libro está recomendado para una determinada edad. Elegir un libro fuera de la edad recomendada puede ser perjudicial para el niño al hacerle sentir que es demasiado difícil o fácil de entender o leer para él. Una vez que sabemos los gustos de los peques y que tenemos una lista de posibles libros en función de su edad, es hora de hacerles nuestra recomendación y proponerles una serie de libros para que ellos elijan libremente qué es lo que quieren leer. Así se sentirán importantes en todo el proceso lector y se sentirán más implicados con el libro en cuestión.
4. Entender la lectura como un juego
Hay que conseguir que los peques vean la lectura como un juego más. Para ello se pueden programar una serie de actividades alrededor del libro, y de su historia, para que vean su parte lúdica. Como por ejemplo leer a sus peluches, disfrazarse o hacer un dibujo al finalizar la lectura. Y algo muy importante, cuando leemos a los peques es fundamental dramatizar las lecturas.
5. Crear espacios de lectura en casa y marcarse unas rutinas diarias
Al igual que en casa los peques tienen un espacio para jugar, hay un espacio para comer, hay un espacio para descansar… también tienen que tener un espacio dedicado al libro y la lectura. Esto ayudará a los peques a ver la normalidad de la lectura en sus vidas y pasará a formar parte de ellas. También es importante marcarse unas rutinas diarias para crear el hábito lector en los peques. Por ejemplo, leer cuando vuelve del colegio, leer antes de cenar o leer antes de irse a dormir.
6. Estimular a los pequeños y no presionarles con la lectura, no imponérsela
La estimulación de la lectura es fundamental para vean y sientan la importancia que tiene ésta en sus vidas, pero dicha estimulación no debe llegar a ser una imposición. Nosotros (los adultos) no todos los días tenemos un día fenomenal, e incluso normal. A los peques de la casa les puede pasar lo mismo. Pueden estar cansados, agotados o enfadados por cualquier causa. En esos días la rutina de lectura se puede romper sin ningún problema. El objetivo es que no se sientan presionados por la lectura. Y muy importante, tened en cuenta que la lectura para ellos supone un gran esfuerzo al estar aprendiendo las letras, sílabas y palabras (y a comprender lo que están leyendo) así que fuera presiones y paciencia.
7. Hablar sobre libros y asociarlos a cada momento o situación
Hay que aprovechar (de forma natural) hablar de los libros y sus historias a los peques en cualquier momento o situación que se da a lo largo del día. Esto hará que creen asociaciones positivas entre lo que están aprendiendo con la lectura y su aplicación en su vida (aunque todavía no sean muy conscientes de ello).
8. Llevarles a la biblioteca o a librerías donde entren en contacto con los libros
Hacerles ver que el mundo está rodeado de libros es fundamental, al igual que llevarles a bibliotecas y librerías (aquí englobamos las plataformas online). Enseñarles a que pueden usar dichos espacios para hojear libros y llevárselos a casa (en préstamo o comprándolos) para que ocupen un hueco en su espacio de lectura.
9. Tener siempre libros a mano
Es importante tener siempre libros a mano para que cuando llegue el momento de su lectura estén disponibles y no haya que esperar. Es por eso por lo que es interesante hacerse una lista de libros a leer por los peques para que según se vaya acercando la fecha (estimada) de lectura ya estén en la estantería del niño (o en la tablet) o se vaya un día antes a la biblioteca a por él.
10. Intercambiar libros con otros niños
Entrar en el juego del intercambio de libros con otros niños puede ser beneficioso para los peques. Es otra oportunidad para acercarse a nuevas lecturas y relacionarse con otros niños a través de la lectura.
11. Dar ejemplo
Sin duda que es uno de los consejos más importantes. Los peques son esponjas y actúan por imitación, así que qué mejor que nos vean leyendo y nos quieran imitar.
Desde que son pequeños es importante fomentar en los niños el amor por la lectura. Una tarea que a veces no resulta nada fácil debido a la gran avalancha de otras actividades de ocio tecnológico que pueden gustarles más. La lectura enriquece su cultura, mejora su lenguaje, desarrolla la capacidad de concentración y la memoria, estimula la imaginación… ¡La lectura no es solamente leer!